En 2018, Carl Erik Rinsch, conocido por dirigir “47 Ronin”, lanzó una serie de ciencia ficción sobre humanos artificiales, atrayendo el interés de varios estudios en medio de una era ávida de contenido. Netflix, en busca de un éxito potencial como “Stranger Things”, superó a competidores como Amazon con más de 55 millones de dólares y una libertad creativa sin precedentes para Rinsch. Esta decisión, como detallado por The New York Timespronto se convertiría en una empresa lamentable para el gigante del streaming.
El proyecto “Conquista” se convirtió en un sumidero financiero que le costó millones a Netflix sin producir un solo episodio. Según se informa, el comportamiento de Rinsch se volvió errático, involucrando afirmaciones de descubrir secretos de COVID-19 y predecir fenómenos naturales. Su vida personal también se disparó, como lo demuestran sus generosos gastos en Rolls-Royces y artículos de lujo, junto con sus intensas apuestas en el mercado de valores y en criptomonedas.
La experiencia de Rinsch en el cine era prometedora. Después de haber trabajado con Ridley Scott y haber logrado el éxito con un cortometraje de Philips, su talento no estaba en duda. Sin embargo, su dirección de “Conquest” generó señales de alerta que Netflix pasó por alto. Ignoraron sus conflictos pasados en el set de “47 Ronin” y el guión incompleto de la serie.
La producción enfrentó numerosos desafíos. Surgieron informes sobre el maltrato del personal por parte de Rinsch y su comportamiento errático en el set, junto con incidentes alarmantes como el de la actriz principal que contrajo hipotermia durante un rodaje. Estos problemas culminaron con la suspensión de la financiación de Netflix en marzo de 2021, con la afirmación de Rinsch de que la empresa incumplió su contrato.
La vida personal de Rinsch complicó aún más las cosas. Su proceso de divorcio reveló más sobre su comportamiento impredecible y su mala gestión financiera. A pesar de este caos, Rinsch mantiene su estabilidad mental e insiste en sus derechos contractuales, lo que lleva a batallas legales en curso con Netflix.
Esta saga destaca los riesgos del control creativo desenfrenado y el gasto excesivo en Hollywood y llega en un momento en el que se insta a la industria a centrarse en la rentabilidad por encima del crecimiento de suscriptores. La experiencia de Netflix con “Conquest” es una advertencia sobre la ambición que choca con la realidad, lo que resultó en un proyecto de alto riesgo que nunca llegó a buen término.
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